Esta semana se dio a conocer una noticia muy particular: científicos encontraron unas gotas de agua en el Himalaya que se han conservado en perfecto estado por unos 600 millones de años.
Los equipos del Instituto Indio de Ciencias y de la Universidad de Niigata (Japón) catalogaron el hallazgo como una especie de “cápsula del tiempo” y afirmaron que podría revelar el vínculo entre dos períodos históricos del planeta.
En efecto, serviría para explicar cómo se conectó la glaciación global (en el que la tierra era una gran bola de nieve) con la etapa de aumento de oxígeno que dio origen al desarrollo de formas complejas de vida.
¿Y qué impacto tendrá esto en la economía global? Posiblemente ninguno. Pero, haciendo un paralelismo, podríamos decir que este News puede verse como una “cápsula del tiempo” que conserva una parte de las novedades.
Así que, con las ganas de formar parte de los estudios científicos del mañana, vamos a completar este espacio con un puñado de noticias que marcaron la agenda económica de la semana. Como si se tratara de un mensaje para el futuro, digamos.
Empecemos. En los Estados Unidos el sólido mercado laboral y el aumento del gasto de los consumidores dejaron de verse con malos ojos, ya que la inflación, lejos de elevarse, está mostrando signos claros de ir a la baja.
Sí, aunque para cualquier otro país tener un valor bajo de desempleo y un consumo alto sería algo parecido a alcanzar la gloria, para los economistas norteamericanos eran factores que podrían influir negativamente en los indicadores de precios.
La fuerte política de tasas implementada por la Reserva Federal terminó derivando en un aterrizaje suave y confortable. Eso sí, aunque el 3% interanual fue un gran alivio, el organismo dirigido por Jerome Powell mantiene la cautela.
Algo parecido sucedió en Gran Bretaña, que esta semana elevó nuevamente los tipos de interés un cuarto de punto porcentual. El 5,25% actual se convirtió, de esta manera, en el máximo en los últimos 15 años.
Claro que hay una pequeña (gran) diferencia: la inflación británica se mantiene demasiado elevada y, lejos de pensar en un freno en lo que queda del año, el Bank of England no tuvo ni tiempo para relajarse (y es probable que no lo haga hasta el 2024).
Cerca de Londres, pero más de los Estados Unidos, está el BCE. Al menos eso se puede deducir de las declaraciones realizadas por su presidenta, Christine Lagarde, quien afirmó que se logró “avanzar mucho en el combate contra la inflación”.
Y si bien se maneja con la misma cautela que su colega estadounidense, en una entrevista deslizó que -luego de manifestar que “habrá tal vez un nuevo aumento de las tasas directrices”- “tal vez [llegue] una pausa”.
Esas vacaciones que podría tomarse el Banco Central Europeo respecto de los tipos de interés, contrasta con los precios que deberán pagar quienes deseen veranear en las playas y calas de España.
Ocurre que, según un informe privado, las casas de alquiler sufrieron un incremento del 15% interanual en promedio. El estudio destaca además que, dependiendo de la región, la suba oscila entre el 5 y el 30 por ciento.
Para colmo de males, el 47% de las pequeñas y medianas empresas españolas creen que mejorarán sus beneficios en lo que queda del año. A ese dato se le suma que cada vez más compañías son menos optimistas respecto a las exportaciones que realizarán. Todo mal.
Si hablamos de tasas de interés, no obstante, no tenemos que perder de vista lo que está sucediendo en América latina. Es que, al contrario de lo sucedido en el norte del continente, las políticas de las máximas autoridades financieras están dando resultados muy positivos.
Tan buenos son los valores que arrojan los indicadores de precios que algunos de los banqueros centrales ya decidieron iniciar el camino de vuelta y llevarán adelante una baja en los tipos en los próximos meses.
Quien encabeza la lista es Brasil, que redujo las tasas de referencia por primera vez en casi tres años. Ese es uno de los motivos por los que el gobierno de Lula está revirtiendo la imagen negativa que tenía entre analistas y administradores de fondos privados.
Incluso, Fitch -una de las calificadoras más reconocidas internacionalmente- elevó la nota de la deuda en moneda extranjera a largo plazo del país vecino luego de la rebaja que sufrió en 2018.
La oveja negra latinoamericana, según los especialistas, es la Argentina. ¿Por qué? Pese a que las tasas son del 155% anual, la inflación sigue marcando récords. El último: por primera vez en 30 años, todos los rubros principales del IPC aumentaron por encima del 100% anual.
Y, encima, no es el único ítem en la lista de problemas. Esta semana, sin ir más lejos, se dio a conocer cómo el Ministerio de Economía y el Banco Central hacen peripecias para evitar quedarse sin reservas.
La solución que encontraron fue la misma de siempre: premiar a los que exportan y cerrar la canilla de los que compran dólares con más restricciones. Eso sí: el gasto público no parece ser uno de los factores que afectan la ecuación.
Esa es la deducción que puede realizar cualquiera que lee que no va a haber más ajustes de tarifas, pese a los pedidos del FMI, o cuando se entera que el Gobierno asignó $5 millones más a un instituto que estudia la vida de Perón. Prioridades son prioridades, ¿no?
Pero volvamos al inicio, porque después de un repaso intenso por las novedades económicas de la semana, comienza a surgir en este humilde servidor una gran duda. Algo que lo sorprende y lo paraliza…
Si apenas unas gotas pueden alcanzar para conectar dos períodos históricos, ¿qué secretos develará esta catarata de bits cuando los científicos del futuro descubran -en algún servidor oxidado- esta “cápsula del tiempo”?