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¿Estamos en ebullición?

Si hay un tema que el mundo entero ya no puede pasar por alto es el cambio climático, sobre todo por las altas temperaturas que, desde el mes pasado, se están viviendo en más de 15 países. 

El 27 de julio pasado, el secretario general de la ONU reveló que la etapa de “calentamiento global” ha finalizado y el mundo está entrando en una fase llamada “era de la ebullición”. ¿Qué significa? Que la crisis ambiental llegó a su punto crítico. 

Más allá de los veranos calurosos que está viviendo Europa, o las “primaveras inesperadas” en pleno invierno en el hemisferio sur, ya están sucediendo catástrofes naturales sin precedentes en distintas partes del planeta. 

Uno de ellos fueron los incendios en la isla de Maui, Hawaii. La localidad histórica de Lahaina quedó completamente devastada por incendios forestales impulsados por vientos asociados al Huracán Dora, provocando 106 muertes -hasta ahora- y cientos de desplazados. 

Ya es hora de entender que todos los aspectos de la vida de los seres humanos dependen del clima. Y la economía es uno de ellos. Hemos sido testigos del enorme impacto que puede tener, por ejemplo, una sequía en un país como la Argentina. 

Y ya que estoy en territorio argentino, puedo decir que está que arde luego de los resultados de las elecciones primarias para candidatos presidenciales. Javier Milei quedó en primer lugar y el dólar informal se disparó $80 del viernes al lunes.

Por su parte, el Banco Central (BCRA) elevó el tipo de cambio oficial a $350, y el dólar MEP apareció en las pantallas del mercado de capitales a $621,14. El dólar tarjeta llegó a $639,63 y el dólar Qatar, para operaciones mayores a u$s300 mensuales, alcanzó los 731 pesos. 

Las acciones argentinas que cotizan en la bolsa de Nueva York también sufrieron el golpe de lo inesperado, con caídas de 16 puntos porcentuales el lunes por la mañana. El pronóstico es que, por ahora, el incremento de la incertidumbre traería efectos negativos. No queda otra que esperar a octubre. 

En el lado oriental del planeta también se vieron pantallas con números en rojo. Me refiero específicamente a China, en donde la debilidad de sus datos económicos estaría actuando como un repelente de inversores. 

La crisis inmobiliaria ya es un hecho luego de que Country Garden, el mayor promotor privado del país, anunció un impago de dos cupones de bonos en dólares con vencimiento el 6 de agosto por un total de u$s22,5 millones. 

Rusia es otro país en donde abunda la palabra “crisis”. El enorme gasto de la guerra, las sanciones, el desplome de los ingresos y la fuga de capitales provocaron una devaluación sostenida de la divisa rusa en los últimos meses. 

El rublo vale menos que un centavo de dólar, con uno de los peores resultados frente a la moneda norteamericana. Solo lo superan el peso argentino, el bolívar y la lira turca. El martes, el Banco Central de Rusia elevó la tasa de interés en 350 puntos básicos. 

Así como en algunos países si no es la economía, son las catástrofes naturales, en el caso del Reino Unido el primer ministro parece ver “la luz al final del túnel”. Rishi Sunak mantiene su plan de reducir la inflación a la mitad, luego de un 7,9% en el mes de junio. 

Finalmente, el miércoles se conoció el dato de julio revelando una fuerte caída a 6,8 puntos porcentuales para la alegría de Sunak. Pero, todavía es demasiado temprano para evitar nuevos aumentos en la tasa de interés por parte del Banco de Inglaterra. 

Ya que estoy en Europa, paso a hablar de España, que estuvo cerca de un nuevo récord en el sector turístico. No llegó a superar los números de 2019 (pre-pandemia), pero recibió a 8,3 millones de extranjeros. 

Son varios los factores que desvanecieron la posibilidad de que aquél récord, 4 años atrás, sea superado. Y una de ellas es justamente el cambio climático. Las olas de calor agobiante hicieron que hasta un 10% de turistas decidieran no viajar a las costas mediterráneas y buscar destinos más amigables. 

Queda claro que la naturaleza no se volvió loca por que sí, y mientras más se postergue las acciones para mitigarlo mayores serán los efectos negativos. Especialmente en la economía de los diferentes países, acostumbrados a ciertos climas en los que basan sus actividades productivas. 

La Unión Europea, de hecho, es de las zonas que mejor viene haciendo su tarea. Según Eurostat, las emisiones de CO2 de la UE durante el trimestre de enero a marzo fueron un 2,9% menos que el año anterior, permitiendo a que la economía crezca 1,2% interanual. 

En Uruguay, las lluvias de éstos días por la región se recibieron como buenas noticias para mejorar las reservas de agua dulce y seguir combatiendo la crisis del agua. Como ven, el clima parece ser el que manda. 

Como dice la frase “last but not least”, Estados Unidos quedó para el final. Tiene que ver con que el News pasado de Gonza fue exhaustivo en cuanto a la decisión del Gobierno en ponerle un límite a las inversiones de empresas tecnológicas en China, y sus efectos. 

Es más, el parate en el crecimiento económico chino es un claro beneficio para el objetivo principal de la Reserva Federal de contener la suba de precios, ya que influye en el costo de las materias primas mundiales y por consecuencia, frenaría la inflación estadounidense.  

El tema es que los vínculos entre EE.UU. y China son difíciles de romper. Los socios comerciales preferidos del gobierno estadounidense incluyen países como India, México, Taiwán y Vietnam que reemplazarían las importaciones chinas.  

Ahora… El comercio entre los aliados de Estados Unidos y el gigante asiático está aumentando, lo que sugiere que a menudo actúan como centros de empaque para lo que, de hecho, siguen siendo productos chinos. 

En fin, mientras los países se preocupan por la inflación, las tasas de interés, las elecciones presidenciales o la devaluación de sus monedas, el planeta está levantando temperatura. Y ante la Madre Naturaleza haciéndose escuchar no hay plan económico que valga la pena.

¿Un cuento chino?

La novedad que marcó la agenda económica de la semana fue la decisión del Gobierno de los Estados Unidos de establecer un límite a las inversiones de empresas tecnológicas norteamericanas en China.

El programa estadounidense busca “abordar la amenaza a la seguridad nacional” a través de la protección de las tecnologías que, según su visión, son críticas para la próxima generación de innovación militar.

En concreto, el nuevo plan apunta a restringir inversiones en semiconductores y microelectrónica, en tecnologías de información cuántica y en sistemas de inteligencia artificial.

Así, otras noticias quedaron en segundo plano, como la implementación -sorpresiva- de un impuesto a la renta inesperada para los bancos en Italia y su readecuación -no tan sorpresiva- luego de las fuertes caídas de las acciones de las entidades en la bolsa.

También se perdió de vista la implementación de un corralito financiero en Cuba o la preocupación que genera en Uruguay que su moneda, el peso, sea la más sobrevaluada frente al dólar según el famoso índice Big Mac.

Incluso la mirada de los analistas internacionales sobre la inflación y el dólar en la Argentina -que está a un paso de las PASO que definirán a los candidatos que pelearán por la presidencia- fueron desplazados del centro de la escena.

Es que el anuncio de la Casa Blanca de restringir inversiones en las tres categorías de tecnologías y productos de seguridad nacional no sólo promete tensar la relación con el gigante asiático, sino que puede provocar un problema para la economía china.

En efecto, esta decisión podría perjudicar los intentos de Beijing de reactivar la actividad, dado que impactará negativamente en las exportaciones de China, que ya sufrieron un desplome en julio y confirmaron así su caída a largo plazo.

Las preocupaciones del país asiático no terminan ahí. Los precios mayoristas volvieron a mostrar una reducción (tendencia que se mantiene desde hace 10 meses), lo que pone a la segunda economía del planeta al borde de una deflación.

Pese a que para muchos ministros de Economía esto podría ser una gran noticia -sobre todo en un escenario inflacionario global como el que se vive-, para China es un problema debido al gran endeudamiento que posee.

Y, como si todo esto fuera poco, la desocupación comienza a ser un dolor de cabeza para Xi Jinping y compañía. Tanto que en las universidades comenzaron a cambiar el discurso al momento de felicitar a los que obtienen un título.

Este año, más de 11 millones de jóvenes se recibieron y ahora tendrán que competir por un empleo a tiempo completo, una tarea que está empezando a ser compleja. Por eso, a los graduados les piden que no sean tan exigentes a la hora de buscar un trabajo.

Lo que parece ser una gran jugada de los Estados Unidos para mantener su poderío económico a nivel mundial tiene, sin embargo, otras lecturas. Y, lejos de provocar sonrisas, generan caras serias.

Los incentivos para fabricar chips en su propio territorio -esos que tanto se promocionaron y por los que muchos se apuraron a aplicar- está chocando con una realidad: falta mano de obra para producirlos.

El bajo nivel de desocupación es un tema que lleva tiempo en la mira norteamericana. La FED, por caso, teme un descalabro en los índices de inflación cuando el empleo está fuerte. Aunque, vale decirlo, a la Reserva Federal le preocupan cada vez más factores.

El aumento del petróleo fue el motivo que puso en alerta a Jerome Powell esta semana. Ojo, algo de razón tiene si se analiza que en Brasil la nafta (la inflación y las tasas) bajaron en estos días. Hay claramente una relación directa entre esas variables.

De hecho, el indicador de julio mostró un incremento del 0,2% anual. Pero, lo que también hay que tener en cuenta, es que los precios comenzaron a enfriarse significativamente. Dicho de otro modo: una tendencia muy buena para el futuro.

Por otro lado, y volviendo al nuevo programa de Joe Biden, algunos analistas sostienen que las políticas de los últimos tiempos terminan perjudicando a las empresas norteamericanas, que ahora deben lidiar con muchos factores para hacerse de suministros tecnológicos.

Además, muchos de los mercados a los que se están redirigiendo las compras estadounidenses (India o México, por caso) tienen una gran dependencia para producir de insumos chinos. Esas adquisiciones, de hecho, han aumentado en los últimos meses.

Incluso, el Departamento de Comercio ha descubierto que muchos productos chinos que hoy tienen aranceles ingresan al país por medio de empresas de otros países que no los tienen. O sea: la rueda sigue girando.

Habrá que ver, con el paso de los días (meses, años), cuál es el verdadero impacto que tendrá el proyecto anunciado por Washington. Parece claro que es muy temprano para sacar conclusiones.

No obstante, la frase del título de este News -que es utilizada en muchos países para referirse a una mentira escondida en una historia fantástica y la misma RAE la define como un embuste- deja clavada la duda.

Lo único que esperamos es que todas las decisiones que se tomen en Oriente y Occidente sean en pos de mejorar las condiciones económicas, políticas y ambientales del planeta. Porque, más claro está, a nadie le vendría bien que se trate de un cuento chino.

Una cápsula del tiempo

Esta semana se dio a conocer una noticia muy particular: científicos encontraron unas gotas de agua en el Himalaya que se han conservado en perfecto estado por unos 600 millones de años.

Los equipos del Instituto Indio de Ciencias y de la Universidad de Niigata (Japón) catalogaron el hallazgo como una especie de “cápsula del tiempo” y afirmaron que podría revelar el vínculo entre dos períodos históricos del planeta.

En efecto, serviría para explicar cómo se conectó la glaciación global (en el que la tierra era una gran bola de nieve) con la etapa de aumento de oxígeno que dio origen al desarrollo de formas complejas de vida.

¿Y qué impacto tendrá esto en la economía global? Posiblemente ninguno. Pero, haciendo un paralelismo, podríamos decir que este News puede verse como una “cápsula del tiempo” que conserva una parte de las novedades.

Así que, con las ganas de formar parte de los estudios científicos del mañana, vamos a completar este espacio con un puñado de noticias que marcaron la agenda económica de la semana. Como si se tratara de un mensaje para el futuro, digamos.

Empecemos. En los Estados Unidos el sólido mercado laboral y el aumento del gasto de los consumidores dejaron de verse con malos ojos, ya que la inflación, lejos de elevarse, está mostrando signos claros de ir a la baja.

Sí, aunque para cualquier otro país tener un valor bajo de desempleo y un consumo alto sería algo parecido a alcanzar la gloria, para los economistas norteamericanos eran factores que podrían influir negativamente en los indicadores de precios.

La fuerte política de tasas implementada por la Reserva Federal terminó derivando en un aterrizaje suave y confortable. Eso sí, aunque el 3% interanual fue un gran alivio, el organismo dirigido por Jerome Powell mantiene la cautela.

Algo parecido sucedió en Gran Bretaña, que esta semana elevó nuevamente los tipos de interés un cuarto de punto porcentual. El 5,25% actual se convirtió, de esta manera, en el máximo en los últimos 15 años.

Claro que hay una pequeña (gran) diferencia: la inflación británica se mantiene demasiado elevada y, lejos de pensar en un freno en lo que queda del año, el Bank of England no tuvo ni tiempo para relajarse (y es probable que no lo haga hasta el 2024).

Cerca de Londres, pero más de los Estados Unidos, está el BCE. Al menos eso se puede deducir de las declaraciones realizadas por su presidenta, Christine Lagarde, quien afirmó que se logró “avanzar mucho en el combate contra la inflación”.

Y si bien se maneja con la misma cautela que su colega estadounidense, en una entrevista deslizó que -luego de manifestar que “habrá tal vez un nuevo aumento de las tasas directrices”- “tal vez [llegue] una pausa”.

Esas vacaciones que podría tomarse el Banco Central Europeo respecto de los tipos de interés, contrasta con los precios que deberán pagar quienes deseen veranear en las playas y calas de España.

Ocurre que, según un informe privado, las casas de alquiler sufrieron un incremento del 15% interanual en promedio. El estudio destaca además que, dependiendo de la región, la suba oscila entre el 5 y el 30 por ciento.

Para colmo de males, el 47% de las pequeñas y medianas empresas españolas creen que mejorarán sus beneficios en lo que queda del año. A ese dato se le suma que cada vez más compañías son menos optimistas respecto a las exportaciones que realizarán. Todo mal.

Si hablamos de tasas de interés, no obstante, no tenemos que perder de vista lo que está sucediendo en América latina. Es que, al contrario de lo sucedido en el norte del continente, las políticas de las máximas autoridades financieras están dando resultados muy positivos.

Tan buenos son los valores que arrojan los indicadores de precios que algunos de los banqueros centrales ya decidieron iniciar el camino de vuelta y llevarán adelante una baja en los tipos en los próximos meses.

Quien encabeza la lista es Brasil, que redujo las tasas de referencia por primera vez en casi tres años. Ese es uno de los motivos por los que el gobierno de Lula está revirtiendo la imagen negativa que tenía entre analistas y administradores de fondos privados.

Incluso, Fitch -una de las calificadoras más reconocidas internacionalmente- elevó la nota de la deuda en moneda extranjera a largo plazo del país vecino luego de la rebaja que sufrió en 2018.

La oveja negra latinoamericana, según los especialistas, es la Argentina. ¿Por qué? Pese a que las tasas son del 155% anual, la inflación sigue marcando récords. El último: por primera vez en 30 años, todos los rubros principales del IPC aumentaron por encima del 100% anual.

Y, encima, no es el único ítem en la lista de problemas. Esta semana, sin ir más lejos, se dio a conocer cómo el Ministerio de Economía y el Banco Central hacen peripecias para evitar quedarse sin reservas.

La solución que encontraron fue la misma de siempre: premiar a los que exportan y cerrar la canilla de los que compran dólares con más restricciones. Eso sí: el gasto público no parece ser uno de los factores que afectan la ecuación.

Esa es la deducción que puede realizar cualquiera que lee que no va a haber más ajustes de tarifas, pese a los pedidos del FMI, o cuando se entera que el Gobierno asignó $5 millones más a un instituto que estudia la vida de Perón. Prioridades son prioridades, ¿no?

Pero volvamos al inicio, porque después de un repaso intenso por las novedades económicas de la semana, comienza a surgir en este humilde servidor una gran duda. Algo que lo sorprende y lo paraliza…

Si apenas unas gotas pueden alcanzar para conectar dos períodos históricos, ¿qué secretos develará esta catarata de bits cuando los científicos del futuro descubran -en algún servidor oxidado- esta “cápsula del tiempo”?

¿Ficción o realidad?

Hay dos grandes personalidades que han recorrido los portales de noticias de todo el mundo esta semana. Ellos son Barbie y Elon Musk. Si bien la primera no pertenece al mundo de la realidad, está logrando un impacto igual de importante -al menos en los medios- que Mr. X. 

Sabemos que la pareja perfecta de muñecas se ha adueñado de la taquilla, las redes sociales, los acuerdos con marcas, y mucho más. ¿Hay un lugar en el que la película aún no haya tenido impacto? Sí, los resultados trimestrales de Mattel, la compañía de juguetes que está detrás de la franquicia. 

A pesar de la expectativa por el estreno, las ventas globales de la empresa descendieron. El informe sólo cubría las finanzas hasta junio, por lo que queda por ver si realmente la película dirigida a adultos logrará vender más. 

Ahora, aunque parezca también del mundo de la fantasía por su excéntrica personalidad, Elon Musk volvió a ser tendencia al lanzar un nuevo logo para Twitter eliminando el pájaro característico de la red social. 

Tuitear se convirtió en un verbo. Un «tweet» se refería a una publicación. «Tweeps» se les llamaba a los empleados de Twitter. Y en un tweet, Musk anunció que eso se terminó y de ahora en adelante se llama “X”, una letra presente en casi todas sus compañías. 

Y como si fuera poco, el magnate recuperó este mes el título de la persona más rica del mundo con una fortuna de u$s192.000 millones. No sólo incrementó su fortuna, si no que muchas otras cosas también crecieron estos días. 

Por ejemplo, la economía de Estados Unidos. Desde marzo del año pasado el aumento de los costos de varios préstamos -desde hipotecas y tarjetas de crédito hasta préstamos para automóviles y a empresas- dejaron al consumo completamente estancado. 

Pero con paciencia y perseverancia, entre abril y junio, la tasa de crecimiento llegó a un 2,4% y con ella también subió el optimismo por evitar una recesión. El FMI también mejoró en 1,6 puntos sus previsiones en cuanto al futuro del país para todo el 2023. 

Es así como Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, volvió a aumentar los tipos de interés en 25 puntos básicos ubicando el nivel de tasas en lo más alto desde 2001, y mantiene su estrategia del “aterrizaje suave” para finalmente volver al 2% de inflación. 

Aunque, es un escenario que no se ve posible al menos hasta el 2025. De hecho, los funcionarios no dan por terminado el ajuste aunque hay algunas dudas sobre si en septiembre se volverá a implementar una pausa o se dará una vuelta de tuerca más. 

En Europa también hubo crecimientos. ¿De qué? De tipos de interés, claro. Al 4,25 por ciento. Pero, por primera vez desde hace un año, no hay certezas de un nuevo aumento. Para Christine Lagarde, todo dependerá de los números económicos. 

“Señalamos deliberadamente de que dependerá de los datos, que pueden variar mes a mes, podemos subir o mantener” comentó la presidenta del BCE, y aunque la inflación disminuye, no hay esperanzas que quede debajo del objetivo en el corto plazo. 

El debate está en el tiempo en que hogares y empresas tendrán que sufrir un alto costo de financiación y unas cuotas hipotecarias más altas, una situación especialmente grave para las economías más endeudadas, como la española o la italiana.

En donde no creció la expectativa es en la Argentina. Para los ojos del FMI que había revelado proyecciones positivas del 0,2% en abril, ahora estima que la economía del país caerá un 2,5% en 2023. 

Sí crece la inflación del país, a contramano de la tendencia bajista mundial, y se estima un porcentaje de 120 puntos para fin de año. De hecho, analistas de Washington comentan que podría ser más alta si no se aplican políticas estrictas.

Pero hay una cosa que superó a la inflación en junio, que en este caso tiene que ver con una mala cosecha, y es el precio del vino. La variación mensual marcó un aumento del 11,2% y en supermercados y vinotecas el 56% de las etiquetas sufrió un alza en sus precios. 

El dólar también subió. El lunes, el Gobierno lanzó una “devaluación por impuestos”, que elevó el dólar ahorro a $492 y elevó el precio para importar bienes y servicios -salvo excepciones- a $290 y $338. El agro quedó a $340 y el informal, hoy, al cierre de este News, quedó en 553 pesos.

Me voy al ámbito del deporte, y sigo con los números en alza. Tiene que ver con el Mundial de Fútbol Femenino que no para de romper récords de audiencia en los partidos de las diferentes selecciones, con más de 1,5 millones de entradas vendidas. 

Si vamos a hablar de fútbol, tenemos que hablar de él. Pasa que Leo Messi sigue batiendo todo lo que se ponga enfrente: ya son 100 los equipos a nivel clubes a los que les marcó en su carrera profesional. Su camiseta no llegó a la Argentina, pero sí muchas réplicas que podrían venderse a 125 dólares. 

En Uruguay, lo que sigue preocupando es el agua y los niveles de sal y cloruro que siguen creciendo. El Ministerio de Salud Pública sacó una serie de recomendaciones en el consumo para personas con diferentes enfermedades para prevenir el exceso de sodio. 

La realidad es que los problemas medioambientales también crecen día a día. Las olas de calor, los inviernos atípicos en lugares históricamente muy fríos, las primaveras desprevenidas…

En un escenario tan complejo y con tantas incertidumbres, vale preguntar: ¿Alcanza con el fútbol o será que nos tendremos que ir al mundo fantástico de Barbie y Ken? ¿O nos terminaremos escapando de la tierra en los cohetes de Elon Musk? 

Al rojo vivo

El título es más que elocuente y define con exactitud la noticia de la semana.

No. No hablamos del costo de vida de Uruguay que, según el relevamiento realizado por la empresa de bases de datos Numbeo, es el más elevado de América latina y es equiparable al de países europeos.

En efecto, el indicador -que recoge los precios relativos de bienes de consumo, sin contar alojamiento- arrojó que es apenas un poco más caro que Suecia, igual de costoso que Italia y un poco más barato que Reino Unido.

El título tampoco hace referencia a la inflación. Eso que la cifra difundida por el INDEC dejó a la Argentina dentro del podio de los países con mayor suba de precios en el mundo, por detrás de Venezuela y Zimbabue.

La realidad es que los indicadores cayeron en la mayoría del planeta. Uno de los ejemplos es el de Reino Unido, cuyo valor se desaceleró más de lo previsto en junio al registrar un 7,9% interanual (en mayo fue del 8,7%).

Claro que todavía le queda un camino por recorrer a los británicos, si se considera que es el que tuvo la mayor inflación del grupo de naciones más industrializadas reunidas en el G-7 (que incluye además a Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Italia y Canadá).

Algo diferente sucede con China que, lejos de preocuparse por el mal que aqueja a la mayoría de los gobiernos, atravesó un mes de deflación (lo mismo sucedió con Chile, Brasil, Uruguay, Costa Rica y Paraguay en Latinoamérica).

El IPC del país asiático se mantuvo estable en el sexto mes en comparación con el año anterior, mientras que los precios al productor se desplomaron a un ritmo más rápido registrado desde 2016.

La preocupación de la segunda potencia mundial, no obstante, es otra. El problema es el temor de que los bajos niveles de inversión y de consumo terminen dañando la recuperación de la economía. ¿Estancamiento en puerta?

Descartamos, entonces, la inflación y continuamos con el repaso.

¿Fue la caída en las ganancias de los bancos norteamericanos los que marcaron el título de este News? Tampoco. Sí, es verdad que Goldman Sachs y Morgan Stanley informaron rentas trimestrales por debajo de los pronósticos más pesimistas.

Pero no hay que perder de vista que las entidades más grandes de los Estados Unidos mostraron esta misma semana balances más bien sólidos, con grandes ganancias en el segundo trimestre del año.

En efecto, el JP Morgan Chase, el Wells Fargo y el Citigroup informaron incrementos de entre 36 y 67 por ciento. Una buena noticia luego del sacudón que provocó la quiebra de bancos como Silicon Valley Bank, Signature Bank y el First Republic Bank.

En los Estados Unidos también se difundieron datos que demuestran que los incrementos salariales de los empleados del sector privado le ganaron por primera vez en dos años a la inflación.

Sin embargo, los salarios no son la respuesta al título. Más si consideramos que en el Viejo Continente sucede más bien lo contrario y hasta hay analistas que arriesgan que los europeos son cada vez más pobres.

Tampoco hace referencia al informe difundido por el Fondo Monetario Internacional sobre las medidas que debería aplicar la Argentina para salir de la delicada situación económica en la que está sumergido.

La propuesta del organismo se basa en fortalecer la balanza comercial, reconstruir las reservas internacionales, recuperar el acceso al mercado y garantizar la sostenibilidad fiscal y de la deuda externa. Nada nuevo bajo el sol.

De cualquier modo, el informe generó mucho ruido, dado que se dio a conocer en el mismo momento en el que viajaba a Washington una comitiva argentina para destrabar las negociaciones con Kristalina Georgieva.

Igual, no hay que perder de vista que una de las medidas propuestas por el FMI se cumplió con éxito en Burundi (pequeño estado soberano de África Oriental), que levantó el cepo cambiario esta misma semana.

Recordemos que el tipo de convenio que firmó el gobierno del país africano con el organismo internacional de crédito es similar al de la Argentina (sí, hablamos del Acuerdo de Facilidades Extendidas).

La temperatura de este News no la marcó la reventa de entradas para ver el debut de Lionel Messi en los Estados Unidos, cuando el Inter de Miami se enfrente al Cruz Azul en la Leagues Cup. Y eso que hablamos de cifras que llegan hasta los ¡u$s110.000!

No. El título hace referencia a un problema mayor: el calentamiento global. Y no sólo porque el calor agobiante que se sufrió en el hemisferio norte fue la noticia estrella de casi todos los medios de comunicación.

El tema es que la temperatura media de la Tierra no descendió desde el 3 de julio, día en el que marcó un récord. El problema, además, es que la suba en el verano boreal empezó demasiado pronto, subió demasiado y se prolongó mucho. Algo que no tiene precedentes.

El planeta está al rojo vivo. Y si nadie hace caso al cambio climático y toma cartas en el asunto, la economía va a quedar en segundo plano. Es más, ni siquiera va a importar. Así que tomemos conciencia y hagamos algo. El momento es ahora.

Con Mickey, no

Los datos de inflación marcaron el pulso de los medios de comunicación de la semana, ya que se dieron a conocer los indicadores en varios países. Uno de ellos fue el de la Argentina, que sorprendió con una sensible baja (aunque baja al fin) en el IPC.

Con mucha alegría, el organismo público de estadísticas anunció un 6% en junio, lo que representó la segunda caída consecutiva luego del 8,4% registrado en abril. Alcanza con recordar que se trata sólo del valor de un mes para borrar la sonrisa de la cara.

El número anual supera el 115%, motivo por el que no hay nada que festejar (lo único bueno es que, según lo que dicen los dos últimos índices, se aleja un poco el riesgo de una espiralización de la inflación).

Para colmo de males, la Argentina sigue sufriendo la falta de divisas. Algo que se mantiene en el tiempo, aunque en la semana la caída de las reservas se incrementó con el desprendimiento de yuanes.

Ese es el motivo por el que el equipo económico busca cerrar cuanto antes el acuerdo con el FMI que le permita, al menos, llegar a las elecciones de octubre sin sobresaltos (ni devaluaciones bruscas). No obstante, el viaje a Washington se sigue demorando.

Si algo faltaba en este escenario complejo era conocer que el objetivo de obtener los tan esperados superávits gemelos (es decir, el fiscal y el comercial) deberá esperar al menos hasta el año próximo.

En Uruguay se vive la antítesis de la Argentina. Si bien el agua sigue siendo la preocupación número 1, el Gobierno uruguayo no tiene problemas para conseguir dólares “frescos” para apuntalar su economía.

Ejemplo de ello es la emisión de bonos en su moneda que realizará próximamente el país vecino y que le permitirá nutrir, según estimaciones realizadas, con unos u$s500 millones sus reservas. Algo que deja en evidencia la confianza que tienen los inversores.

En España sucede algo similar que en la Argentina. Mientras en lo discursivo existen grandes hazañas que contar, algunos números de la economía parecen demostrar que las cosas no están tan bien como parecen.

Hay, al menos, dos factores que preocupan: la creación de empleos se detuvo dramáticamente (al punto de mostrar el peor junio desde el del año 2015), al tiempo que el consumo muestra signos de deterioro.

La novedad de la semana, en todo caso, estuvo en el dato de inflación de los Estados Unidos, que cayó al 3% anual y representó una cifra menor de las proyecciones realizadas hasta por los más optimistas.

Así, pese a que la economía norteamericana no parecía inmutarse con la agresiva política de tasas que emprendió la Reserva Federal, el equipo que lidera Jerome Powell podrá festejar un gran triunfo.

Hay que reconocer que algo se vislumbraba. Bastaba con leer las declaraciones del vicepresidente de Supervisión de la entidad, Michael Barr, para preparar el champagne y brindar por el éxito de las políticas monetarias de la FED.

“A título personal, sólo diré que creo que estamos cerca”, dijo cuando se le preguntó sobre la eficacia de su plan de lucha contra la inflación. Aunque reconoció también que “aún nos queda un poco de trabajo por hacer”.

La entidad también está encarando una reforma que le permita solidificar el sistema bancario, luego de las quiebras producidas unos meses atrás, imponiendo mayores requisitos de capital para absorber pérdidas potenciales.

Más allá de los festejos, habrá que ver cómo impacta en el indicador de precios las proyecciones realizadas sobre los valores del petróleo, luego de los cortes de suministro que realizaron tanto Rusia como Arabia Saudita.

Esta semana, además, se dio a conocer otra noticia que está muy relacionada con los aumentos en los valores de bienes y servicios en los Estados Unidos: la caída en el número de visitantes de Disney World.

Es que el fin de semana del Día de la Independencia -generalmente cuenta con una gran afluencia de público norteamericano, que disfruta del show de fuegos artificiales conmemorativos- fue uno de los más bajos en casi una década.

En los últimos meses también hubo una reducción en los tiempos para ingresar a atracciones que antes llevaban más de media hora y hasta es posible conseguir un asiento en restaurantes que, normalmente, requieren una reserva con muchísima antelación.

El aumento de los precios de los tickets y los cambios de políticas de algunos servicios (que dejaron de ser gratuitos debido al incremento en los costos) explican las atípicas situaciones que se viven en “el lugar más mágico de la Tierra”.

La preocupación de los directivos es evidente, sobre todo si se considera que los ingresos de su división de parques representan un punto brillante de ingresos de la compañía. Un punto que se suma a otros conflictos que debe enfrentar una de las franquicias más grandes.

Por eso, la noticia de la reducción en el índice de precios es muy buena. Porque es difícil enfrentar un futuro turbulento si no se tiene ni siquiera la alegría que generan personajes como los que marcaron a varias generaciones.

Es que pueden quitarnos muchas cosas, pero no la fantasía. Y eso es lo que podría suceder si Disney cerrara sus puertas. Dejamos, entonces, una advertencia para quienes deben velar por mantener la inflación a rajatabla: con Mickey, no.

No queda otra que manifestar

Hoy, 7 del 7 de 2023 (que si sumás 2+2+3 = 7), es el newsletter número 70. ¿Señal? ¿Casualidad? ¿El 7 es mi número de la suerte? No lo sé. Lo que sí sé, es que para los fieles de la astrología, hoy es el día que se abre el portal energético más poderoso del año. 

El número 7 para Pitágoras era el número perfecto, porque está compuesto por el sagrado número 3 y el terrenal número 4, estableciendo un “puente” entre el cielo y la tierra. Pero antes de que dejen de leer entre tanta numerología y cosa mística, paso al resumen económico. 

Igualmente, si hablamos de economía estamos hablando de números, ¿no? Y más allá del 7 que hoy es noticia por lo que les conté arriba, lo que también recorre todos los medios del mundo es el número de la inflación

Los precios siguen subiendo demasiado rápido en muchas economías importantes, y los responsables políticos intentan controlarlos. Para eso, los bancos centrales fueron subiendo rápidamente los tipos de interés, para ralentizar sus economías y enfriar los precios.

La Reserva Federal de Estados Unidos fue pionera en este tema, hasta que en junio decidió hacer una pausa. Pero, se ve que no por mucho tiempo. Después de la última reunión, Jerome Powell confirmó en rueda de prensa lo que revelaron las actas el día miércoles.

“Casi todos los participantes señalaron que, en sus proyecciones económicas, consideraban que sería apropiado realizar aumentos adicionales del tipo objetivo de los fondos federales durante 2023″.

La pausa no significaba el fin del ciclo de subidas de tipos. Se da casi por segura una subida de 0,25 puntos en julio y dependerá de la evolución económica que haya otra similar antes de fin de año.

Estados Unidos, además, no podría darse el lujo de disociar su economía de la de otra gran potencia como lo es China. De hecho la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, afirmó que reducir la dependencia del gigante asiático es “prácticamente imposible”. 

Ambos países saben que la relación es mutuamente beneficiosa. Siempre y cuando, en Pekín puedan entender que las medidas estadounidenses (como restringir exportaciones de semiconductores) buscan proteger la seguridad nacional en vez de obstaculizar el desarrollo chino. 

Otro número que da que hablar en España es el del precio de la luz, que se actualiza diariamente. Y no sólo eso, además figuran las horas concretas en que el servicio es más caro y más barato. 

Después de la pandemia de covid-19 y del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, la tarifa del servicio eléctrico se incrementó en todo el continente europeo hasta alcanzar cifras históricas.

Con el aumento en las facturas de energía, los españoles empezaron a estar más atentos al consumo en sus hogares ya que las autoridades están obligadas a pagar compensaciones a compañías que producen electricidad, lo que repercute en los consumidores. 

La inflación ha golpeado casi todo, lo sabemos. Hasta el monarca Carlos III de Reino Unido le tocó declarar que se comprometía a reducir los gastos de la familia real. Aunque parece que no es del todo cierto, por lo menos hasta ahora.

La muerte de la reina Isabel II y el aumento de los costos para renovar el Palacio de Buckingham elevaron los gastos oficiales de la familia a más de 107 millones de libras en el último año financiero. 

Esto obligó a Carlos a utilizar 20,7 millones de libras de un fondo de reserva para cubrir la brecha entre los gastos y la subvención anual que la familia recibe del gobierno. Claro está, su “crisis” de costo de vida es muy diferente a la de los británicos comunes afectados por los aumentos de tarifas. 

Nigeria fue noticia esta semana, y también por un tema de números. Por primera vez desde 2018, el país anunció la liberalización total del mercado cambiario, permitiendo la libre circulación de su moneda, el naira.

En el mundo, aproximadamente 28 países tienen restricciones al movimiento de capitales. La evidencia sobre los efectos adversos que provoca este tipo de medidas es contundente: muchos tipos de cambio, más inflación y gradual pero irremediable pérdida de reservas.

Es por eso que la tendencia a su eliminación crece poco a poco, y los países africanos se van animando a dar el sí. De hecho, Etiopía sería el próximo. Sin ir más lejos, la Argentina está dentro de esta lista de mercados con inflación alta y restricciones. 

Aparentemente, el debate creció en los últimos días entre los candidatos a las elecciones de octubre, sobre la posibilidad de la salida del cepo cambiario de forma paulatina. La experiencia nos dijo que de un día para otro, claramente no funciona. 

Según un estudio privado, se registró que 45,4% de los argentinos encuestados tiene una mayor “esperanza” de que la situación económica mejore luego de las elecciones presidenciales. 

Respecto a la necesidad de renegociar las condiciones del acuerdo con el FMI a través de un programa paulatino y moderado, el 42,7% respondió que sí en lugar de aplicar un programa de shock extremo (25,8%). 

Hablando de incertidumbres, Uruguay no firmó la declaración final de la LXII cumbre del Mercosur y emitió su propio comunicado con diferencias en torno a lo acordado entre Argentina, Brasil y Paraguay. 

La realidad es que no hay consenso sobre qué pasaría si Uruguay abandonara el Mercosur o si sería mejor iniciar una negociación para pasar a ser un Estado asociado. La tercera opción es quedarse como miembro donde está. 

En fin, tal vez a ciertos líderes políticos y económicos no les quede otra que utilizar el portal 777 para manifestar sus deseos, y ver si en el futuro se hacen realidad. Algunos dicen que el 7 es un número que marca este año en particular. Así que, ¡a manifestar!

 

¿En la luna?

La inflación sigue dando que hablar en el mundo. Los indicadores son obstinados y parecen tener como propósito demostrar que quienes lideran los bancos centrales no tienen las cartas marcadas. O, al menos, no todos.

Es que, pese al interés de la FED y compañía de lograr un freno en la actividad que permita domar los precios, existen motivos que permiten intuir que queda un largo camino por recorrer.

En parte, algunos encuentran como respuesta al problema el temor de los banqueros centrales a provocar una recesión con una política demasiado dura. Pero, claro, no es la única variable.

Al menos así lo manifestaron analistas esta semana, que advirtieron sobre otros factores que están incidiendo y demorando el tan ansiado freno en la inflación, entre los que sobresalen los efectos de la pandemia y los incentivos de los gobiernos.

La respuesta de la FED a estos cuestionamientos la proporcionó el mismo Jerome Powell, presidente de la institución, quien insinuó que, pese a no hacer cambios en la última reunión, podrían profundizar la política sobre la tasa de interés.

Habrá que esperar el resultado de cada reunión para saber si el camino elegido es el de la moderación. “Esperaría que algo así continúe, suponiendo que la economía evolucione como se esperaba”, advirtió. La clave, entonces, está en la evolución de los indicadores.

En Europa, la cosa parece estar más clara si se tienen en cuenta las declaraciones de la presidente del Banco Central de Europa, Christine Lagarde, quien sostuvo que “es improbable que podamos decir pronto que los tipos han tocado techo”.

Eso pese a que, en algunos países, hay números muy alentadores. En España, por caso, la inflación bajó a 1,9% interanual. Nada mal si se tiene en cuenta que el límite tolerable (y al que buscan llegar) está en torno al 2 por ciento.

Eso sí: si se rasca un poco sobre los valores, se pueden obtener algunos datos no tan buenos. La subyacente, esa que no tiene en cuenta los elementos de consumo más volátiles, continúa siendo alta (fue del 5,9% en junio).

En Alemania, en cambio, siguen inquietos por este tema. El indicador de junio arrojó una cifra que todavía está lejos de las expectativas y preocupa que los precios de los alimentos (aunque hayan bajado) todavía se mantengan altos.

En la región sur del continente americano, en tanto, hay muestras de que las políticas rígidas dan resultado. Ocurre que muchas naciones están logrando muy buenos números y Brasil es un ejemplo: logró que la inflación toque su nivel más bajo en 2 años.

El gigante latinoamericano fue, precisamente, el que más elevó los tipos (hoy están casi en un 14%). Por ese motivo, algunos economistas se preguntan si no es momento de que los países comiencen a reducirlas.

Al menos así lo manifestó Joan Domene, economista senior de Oxford Economics, al afirmar: “Esperamos que los bancos centrales de América latina sean los primeros en reducir las tasas a nivel mundial porque hay varias dinámicas internas que han beneficiado a la región”.

La OCDE, incluso, pronostica buenos números en Latinoamérica. En efecto, las proyecciones del PBI muestran un crecimiento en la mayoría de los países en 2023 (a excepción de Chile, cuyo indicador retrocederá en 0,1%).

Costa Rica (+2,8%), México (+2,6%), Brasil (+1,7%), Perú (+1,7%) y Colombia (+1,5%) están en lo más alto de la tabla del informe titulado “Perspectivas económicas” y que analiza otros aspectos de cara al resto del año.

La nota, no obstante, la da la Argentina. Según el organismo, los datos aseguran que este año habrá una recesión económica y una mayor inflación. Y, como si fuera poco, vaticinan una devaluación forzosa.

La falta de dólares es demasiado difícil de ocultar. Incluso, es el mismo Gobierno el que se encarga de dejarlas en evidencia. La última: le abonará al FMI una parte de la deuda con yuanes. Algo así como rascar la olla.

Mientras, los importadores se muestran preocupados frente a las demoras cada vez más prolongadas en la liberación de divisas para afrontar los pagos de las compras de bienes en el exterior.

El Banco Central, en tanto, vendió el jueves u$s57 millones. La cifra no dice nada por sí sola, pero marca una tendencia que se podría consolidar esta tarde, al cierre de las ruedas, cuando termine junio con saldo negativo (que hasta ayer fue de u$s700 millones).

Es curioso, de cualquier modo, ver cómo muchos esperan que aparezca una solución mágica que pueda poner fin a tantos pesares. Señales del FMI, de los mercados, de las encuestas. Hay, incluso, quienes se entusiasman con el más allá.

Justo esta semana se dio a conocer que la NASA busca poner en marcha una expedición para excavar en la Luna. Y esto no es un dato menor… quien dice, tal vez las soluciones se encuentren ocultas debajo de la superficie lunar.

Lo cierto es que hay que buscar alternativas que funcionen, no esperar que caigan del cielo. Además, el proyecto está pensado para iniciar en 2032, por lo que quedan muchos años por delante. Demasiado tiempo para las urgencias de la Argentina de hoy.

La vida es una moneda

Hace un tiempo hablamos sobre el problema que significa para muchos que China no crezca. Esta semana se dio a conocer una novedad que complejiza la situación y preocupa aún más a Xi Jinping y compañía.

Las empresas de la Unión Europea están perdiendo la confianza en Beijing, al punto que menos de la mitad de las compañías encuestadas recientemente tienen planes de expandir sus inversiones en el país, algo que no sucede desde 2016.

Los hombres de negocios fueron un poco más allá: manifestaron que están buscando alternativas en el Sudeste Asiático (1 de cada 10 ya está en tratativas para poner en marcha esa apuesta), con Singapur y Malasia como las dos opciones favoritas.

Otra de las naciones que está tomando impulso es la India, cuya neutralidad ante la invasión rusa a Ucrania le representó grandes ventajas, como la adquisición de petróleo ruso barato (entre otras).

La posición india es también seguida de cerca desde Washington, al punto que el Gobierno estadounidense busca profundizar los vínculos bilaterales y lograr, de alguna manera, que China pierda poder de fuego en la región.

Claro que no es la única preocupación en los Estados Unidos. En materia económica, la inflación -aun cuando muestra caídas mensuales- sigue siendo un foco de atención para la Reserva Federal.

De hecho, el mismo presidente de la FED, Jerome Powell, fue preciso al advertir que la batalla todavía no ha terminado. El freno en la tasa de interés, por lo visto, debe leerse como algo pasajero.

La suba de precios también preocupa cada vez más a los británicos. Esta semana se dio a conocer el dato de mayo, con un condimento: el número fue mayor al que pronosticaban las encuestas privadas.

Ese fue el motivo por el que el Bank of England decidió poner el pie en el acelerador de los tipos de interés y subió la tasa 50 puntos básicos (hasta alcanzar el 5%). Así, sumó el decimotercer aumento consecutivo.

En España, las repercusiones de las rígidas políticas monetarias llevadas adelante por el Banco Central de Europa comenzaron a sentirse fuerte. La firma de hipotecas se hundió poco más del 18% en abril.

En América latina las cosas no parecen funcionar de la misma manera. En Brasil, por ejemplo, la máxima autoridad monetaria del país decidió mantener sin cambios la tasa de interés.

Uruguay, en tanto, tiene un problema que es la envidia de sus vecinos del sur. El dólar pierde valor en el mercado de cambios uruguayo y genera preocupación en diversos sectores (sobre todo, el de exportadores).

“Vamos 10 meses de caída en las exportaciones y sabemos de proyectos en este sector que no se pudieron concretar por esta situación”, manifestaron desde la Unión de Exportadores y añadieron: “Esperemos que no se llegue a la pérdida de empleos”.

En la Argentina fue tendencia una noticia que hubiese cambiado el destino de la canción “La vida es una moneda” -escrita por Fito Páez cuando formaba parte de la Trova Rosarina (grupo de rock popular de principios de los 80)- que rezaba que “quien la rebusca, la tiene”.

Es que una persona mostró en un video, que además se viralizó, el motivo por el que busca las de $2: tienen más valor por su peso en metal que por lo que tiene acuñado. Ese es uno de los motivos por el que es casi imposible encontrarlas.

La otra explicación está en el insignificante valor que representa en una economía inflacionaria como la argentina. Casi nadie las busca. La compleja situación económica, incluso, es la que hace difícil que cualquier cantautor se inspire.

En lo que parece una contradicción, el Gobierno -que busca desesperadamente cerrar un acuerdo con el FMI para obtener fondos que le permitan subsistir hasta las elecciones-, adelantó un pago al organismo internacional de créditos.

Mientras, el ente de estadísticas oficial informó que una familia tipo necesitó en mayo cerca de $220.000 (es decir, un 7,2% más de ingresos que en abril) para no ser pobre. Un dato realmente preocupante.

Pese a este panorama sombrío, no obstante, el Morgan Stanley -uno de los bancos más importantes de Wall Street- recomendó hace unos días comprar bonos soberanos de la Argentina.

En un paper que hizo circular, la entidad financiera norteamericana manifestó que la deuda de los países con “grado de inversión” dejaron de ser atractivas, motivo por el cual hay que posar la vista sobre los “bonos basura”.

A esta altura, lo único que no parece perder vigencia de la canción es que “solo se trata de vivir”. En un país como la Argentina, nunca se sabe qué es lo que puede suceder. Incluso, como cantaba Juan Carlos Baglietto, “a lo mejor resulta bien”.

Economía Estrellada

Probablemente se hayan enterado del furor que está generando Beyoncé en Europa al volver a los escenarios con su mega show en vivo. Lo que pasa es que hace 7 años que la artista no hace giras con su música, y esta vez decidió hacerlo con un espectáculo increíble.

La otra estrella pop que tiene al mundo fascinado con “The Eras Tour” es Taylor Swift, quien ya agotó 3 funciones en el estadio Monumental de Buenos Aires y tiene a sus fans acampando cinco meses antes de aterrizar en el país.

Se preguntarán qué tienen que ver las dos cantantes con la economía. Les cuento: en Suecia, la inflación anual en mayo fue del 9,7% y quedó por encima de las previsiones de los economistas. ¿Qué pasó? Beyoncé abrió su tour en Estocolmo y generó una inyección de turistas, que en consecuencia, terminó sacudiendo los precios.

En realidad no fue la culpa de la artista, eso está claro. El tema fue que para muchos fanáticos de los Estados Unidos y otros países de Europa, les era más barato subirse a un avión y pagar la entrada del show en la capital sueca que en su propio país.

Algo muy parecido se espera para la llegada de Taylor Swift a la Argentina, con un peso totalmente debilitado y a favor de los swifties norteamericanos que no pueden acceder a los tickets en su país por los elevadísimos precios en dólares.

El tema es que, por primera vez desde diciembre pasado, hubo una desaceleración en el indicador argentino. El dato de mayo fue de 7,8%, lo que representó una baja de 0,6 puntos con respecto a abril.

Se proyecta que esta tendencia continuaría para el mes de junio, aunque no se si podemos ilusionarnos con un freno permanente. Habrá que ver si en noviembre, cuando llegue la mega estrella a dar sus recitales, afectará o no a todos los números.

Otra noticia de la semana que tiene que ver con el mundo inflacionario, es que los funcionarios de la Reserva Federal dejaron el miércoles las tasas de interés sin cambios, esquivando un aumento después de hacer 10 seguidos.

En su declaración, la FED dijo que se estaba dando tiempo para evaluar cómo estaba reaccionando la economía a su campaña para controlar la inflación. Pero, esto no significa que la suba de las tasas se haya terminado. Sería como una pausa para tomar agua.

Christine Lagarde, al frente del Banco Central Europeo, decidió que no se iba a tomar ninguna pausa y volvió a subir los tipos de interés. “Todavía no hemos llegado a nuestro destino porque quedan cosas por hacer”, confirmó la presidenta del organismo.

Así fue como la tasa oficial fijada el jueves en la zona euro llegó al 4%, siendo la más alta desde octubre del año 2008 en medio de la crisis de Lehman Brothers. Según el BCE, la principal causa de la inflación descontrolada tiene que ver con las negociaciones sindicales.

En el caso de España, por más que el número de mayo fue de 3,2% -su nivel más bajo desde julio de 2021-, los precios de los alimentos, en comparación con el año pasado, aumentaron un 12% y sigue preocupando al Ministerio de Economía.

El problema está en que, aunque las subidas interanuales se van frenando, la inflación se acumula y, desde la pandemia de COVID-19, las familias y empresas del país no pudieron escapar a un incremento de los precios sin precedentes, superior ya al 15 por ciento.

Me voy al mundo cripto donde hay bastante preocupación por parte de sus inversores, específicamente por el famoso staking: consiste en adquirir monedas digitales y mantenerlas bloqueadas en una billetera virtual con el fin de recibir ganancias.

El foco de la SEC (ente regulador estadounidense) hoy es registrar estas operaciones como oferta de valores. El problema es que la falta de regulación y claridad en el mercado de estos activos está siendo perjudicial para esta industria multimillonaria y quienes invierten en ella.

Brasil, por su parte, designó al Banco Central como el principal regulador de las criptomonedas en el país. Se espera que la Ley de Criptoactivos entre en vigor el próximo martes 20 de junio. El plazo para que la industria se adapte a las nuevas leyes es de 6 meses.

A partir de la próxima semana, serán legales los pagos con Bitcoin u otras a cambio de bienes y servicios. De esta manera, la administración pública también podrá realizar operaciones con activos digitales.

Ahora, lo que pasa en Uruguay no tiene nada que ver con el mundo digital, sino más bien con lo más básico que existe sobre la Tierra: el agua. Hace unas semanas mencioné el problema de sequía y desabastecimiento en los supermercados.

La cosa se fue poniendo cada vez peor, y las autoridades tuvieron que recurrir al Río de la Plata para añadir agua de allí al suministro público. Lo que no esperaban era que iban a sumar agua salada.

La cantidad de sodio del suministro recolectado es de 421 miligramos por litro, o sea, más del doble de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Ni hablar del gusto realmente salado que tiene el agua al tomarla, según los uruguayos.

La realidad es que el cambio climático hace años que viene afectando al mundo entero, y parece ser que los políticos siguen sin tomar verdadera consciencia. Si todo sigue así, el volumen acumulado de impactos ambientales podría llegar a 23,2 billones de dólares.

Ahora… ¿quién paga los daños? No sea cosa que para salvar a nuestro planeta haya que recurrir a Beyoncé, Taylor y miles de artistas más a hacer una colecta. Ojo, tal vez así no se las acuse de ser responsables de generar inflación en los países donde se presentan.