El Gobierno oficializará en los próximos días el nuevo piso del Impuesto a las Ganancias que recaerá sobre los empleados en relación de dependencia, que pasará a ser de 506.230 pesos.
Si bien se trata de un alivio para algunos dependientes, lo cierto es que no realiza más que un ajuste parcial y no considera el principal problema que distorsiona el gravamen, que es la inflación.
Consultado al respecto por La Nación, Diego Fraga recordó que el impuesto “ha sido emparchado una y otra vez en función de necesidades políticas y según el poder de presión de los afectados”.
“Si bien la modificación es bienvenida, está muy lejos de solucionar las distorsiones y es un simple maquillaje con fines electorales”, agregó el Socio y CEO de Expansion Business.
Y completó: “El Gobierno debe asumir la magnitud del daño que provocan las políticas inflacionarias y prever ajustes mensuales en función de la inflación verdadera y para todas las variables del impuesto”.
“Todo esto, para adecuar la presión fiscal según la verdadera capacidad de pago de los contribuyentes. Tampoco se puede marginar de esta solución a los autónomos, cuya situación por lo general no está en los planes de las autoridades, ya que su capacidad de lobby es bastante menor”, concluyó.
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