Durante años, en la Argentina, las empresas operaron con una lógica de supervivencia. En un entorno inflacionario, con cepo cambiario y normas inestables, aprender a surfear el caos fue casi una condición para mantenerse de pie.
De esa escuela surgieron prácticas que se repitieron hasta automatizarse: anticipar compras, retrasar pagos, endeudarse en pesos, dejar que el tiempo haga su trabajo. Pero ese manual ya no sirve. Lo que antes protegía, hoy expone.
Al menos así lo manifestó en su columna para El Cronista Iván Sasovsky, socio fundador y CEO de Expansion Holding, en la que afirmó que “este no es un momento para improvisar”.
Por el contrario, plantea que es tiempo de “controlar daños, redefinir estrategias y anticiparse al nuevo ciclo”. Al respecto, sostuvo que hay que “corregir prácticas heredadas del viejo paradigma” y que hay que hacerlo “antes de cerrar el ejercicio”.
Y concluyó: “El mensaje es claro: el entorno cambió, y seguir actuando con reflejos viejos puede salir carísimo. Las empresas que no se adapten corren el riesgo de operar en desventaja”.
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Un nuevo contrato fiscal: empresas frente a la economía que ya cambióLa salida del cepo no vino sola, sino que marca el punto de inflexión de un modelo económico que ya no existe, en el que reinaba la incertidumbre y las decisiones empresarias eran más defensivas que ofensivas.
Al menos así lo advierte Diego Fraga, socio de Expansion Business, en una columna para El Economista en la que asegura que “todo eso se acabó” y advierte que “lo que se avecina es un nuevo contrato fiscal”.
En el nuevo escenario, según describe, la “dimensión legal de esta transición es decisiva” y “es imprescindible construir estrategias fiscalmente sólidas y jurídicamente consistentes”.
Destacó la importancia del federalismo fiscal y recordó que las pequeñas y medianas empresas son las que más sufren y, por lo tanto, las que más deberían prepararse para el nuevo escenario.
Por último, aclaró que “este nuevo contrato fiscal no tendrá firma. Pero tiene condiciones. Y la primera de todas es adaptarse” y concluyó: “No porque el Estado lo exija, sino porque el contexto ya lo impone”.
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