Si hay un tema que el mundo entero ya no puede pasar por alto es el cambio climático, sobre todo por las altas temperaturas que, desde el mes pasado, se están viviendo en más de 15 países.
El 27 de julio pasado, el secretario general de la ONU reveló que la etapa de “calentamiento global” ha finalizado y el mundo está entrando en una fase llamada “era de la ebullición”. ¿Qué significa? Que la crisis ambiental llegó a su punto crítico.
Más allá de los veranos calurosos que está viviendo Europa, o las “primaveras inesperadas” en pleno invierno en el hemisferio sur, ya están sucediendo catástrofes naturales sin precedentes en distintas partes del planeta.
Uno de ellos fueron los incendios en la isla de Maui, Hawaii. La localidad histórica de Lahaina quedó completamente devastada por incendios forestales impulsados por vientos asociados al Huracán Dora, provocando 106 muertes -hasta ahora- y cientos de desplazados.
Ya es hora de entender que todos los aspectos de la vida de los seres humanos dependen del clima. Y la economía es uno de ellos. Hemos sido testigos del enorme impacto que puede tener, por ejemplo, una sequía en un país como la Argentina.
Y ya que estoy en territorio argentino, puedo decir que está que arde luego de los resultados de las elecciones primarias para candidatos presidenciales. Javier Milei quedó en primer lugar y el dólar informal se disparó $80 del viernes al lunes.
Por su parte, el Banco Central (BCRA) elevó el tipo de cambio oficial a $350, y el dólar MEP apareció en las pantallas del mercado de capitales a $621,14. El dólar tarjeta llegó a $639,63 y el dólar Qatar, para operaciones mayores a u$s300 mensuales, alcanzó los 731 pesos.
Las acciones argentinas que cotizan en la bolsa de Nueva York también sufrieron el golpe de lo inesperado, con caídas de 16 puntos porcentuales el lunes por la mañana. El pronóstico es que, por ahora, el incremento de la incertidumbre traería efectos negativos. No queda otra que esperar a octubre.
En el lado oriental del planeta también se vieron pantallas con números en rojo. Me refiero específicamente a China, en donde la debilidad de sus datos económicos estaría actuando como un repelente de inversores.
La crisis inmobiliaria ya es un hecho luego de que Country Garden, el mayor promotor privado del país, anunció un impago de dos cupones de bonos en dólares con vencimiento el 6 de agosto por un total de u$s22,5 millones.
Rusia es otro país en donde abunda la palabra “crisis”. El enorme gasto de la guerra, las sanciones, el desplome de los ingresos y la fuga de capitales provocaron una devaluación sostenida de la divisa rusa en los últimos meses.
El rublo vale menos que un centavo de dólar, con uno de los peores resultados frente a la moneda norteamericana. Solo lo superan el peso argentino, el bolívar y la lira turca. El martes, el Banco Central de Rusia elevó la tasa de interés en 350 puntos básicos.
Así como en algunos países si no es la economía, son las catástrofes naturales, en el caso del Reino Unido el primer ministro parece ver “la luz al final del túnel”. Rishi Sunak mantiene su plan de reducir la inflación a la mitad, luego de un 7,9% en el mes de junio.
Finalmente, el miércoles se conoció el dato de julio revelando una fuerte caída a 6,8 puntos porcentuales para la alegría de Sunak. Pero, todavía es demasiado temprano para evitar nuevos aumentos en la tasa de interés por parte del Banco de Inglaterra.
Ya que estoy en Europa, paso a hablar de España, que estuvo cerca de un nuevo récord en el sector turístico. No llegó a superar los números de 2019 (pre-pandemia), pero recibió a 8,3 millones de extranjeros.
Son varios los factores que desvanecieron la posibilidad de que aquél récord, 4 años atrás, sea superado. Y una de ellas es justamente el cambio climático. Las olas de calor agobiante hicieron que hasta un 10% de turistas decidieran no viajar a las costas mediterráneas y buscar destinos más amigables.
Queda claro que la naturaleza no se volvió loca por que sí, y mientras más se postergue las acciones para mitigarlo mayores serán los efectos negativos. Especialmente en la economía de los diferentes países, acostumbrados a ciertos climas en los que basan sus actividades productivas.
La Unión Europea, de hecho, es de las zonas que mejor viene haciendo su tarea. Según Eurostat, las emisiones de CO2 de la UE durante el trimestre de enero a marzo fueron un 2,9% menos que el año anterior, permitiendo a que la economía crezca 1,2% interanual.
En Uruguay, las lluvias de éstos días por la región se recibieron como buenas noticias para mejorar las reservas de agua dulce y seguir combatiendo la crisis del agua. Como ven, el clima parece ser el que manda.
Como dice la frase “last but not least”, Estados Unidos quedó para el final. Tiene que ver con que el News pasado de Gonza fue exhaustivo en cuanto a la decisión del Gobierno en ponerle un límite a las inversiones de empresas tecnológicas en China, y sus efectos.
Es más, el parate en el crecimiento económico chino es un claro beneficio para el objetivo principal de la Reserva Federal de contener la suba de precios, ya que influye en el costo de las materias primas mundiales y por consecuencia, frenaría la inflación estadounidense.
El tema es que los vínculos entre EE.UU. y China son difíciles de romper. Los socios comerciales preferidos del gobierno estadounidense incluyen países como India, México, Taiwán y Vietnam que reemplazarían las importaciones chinas.
Ahora… El comercio entre los aliados de Estados Unidos y el gigante asiático está aumentando, lo que sugiere que a menudo actúan como centros de empaque para lo que, de hecho, siguen siendo productos chinos.
En fin, mientras los países se preocupan por la inflación, las tasas de interés, las elecciones presidenciales o la devaluación de sus monedas, el planeta está levantando temperatura. Y ante la Madre Naturaleza haciéndose escuchar no hay plan económico que valga la pena.