La nueva amnistía fiscal impulsada en el paquete fiscal trajo consigo un interesante beneficio para quienes estén interesados en blanquear activos cuya valuación no superara los 100.000 dólares.
En efecto, para estos casos, la flamante ley libera del pago de la penalidad (que es del 5%) a estos casos. También sucede algo parecido con los depósitos que superen esa cifra y queden en banco o ALyC hasta el 1 de enero de 2026.
Así lo explicó Diego Fraga en una columna publicada en El Economista en la que detalla el mecanismo por el cual el adherente puede evitar abonar el impuesto especial establecido por la norma.
“Un dato no menor es que si el dinero circula únicamente entre cuentas especiales (de bancos o ALyC) hasta fines de 2025, nunca se va a pagar la ‘penalidad’ del 5% por esos fondos”, sostuvo.
Al mismo tiempo, añadió que “otro aspecto muy importante es que cualquier sujeto o empresa (adhiera o no al blanqueo) puede tener su propia Cuentas Especiales de Regularización de Activos, que podría utilizarse con distintos fines”.
De este modo, el socio de Expansion Business explicó que podría ser infinita la cantidad de destinos que se le daría a ese dinero “inmovilizado” en el circuito financiero del régimen.
Y concluyó: “Si se le diera la difusión adecuada a este sistema (y fuera medianamente aceptado), podría generarse un mercado especial de dólares depositados en cuentas especiales”.
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