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14 Jul. 2023

Con Mickey, no

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En el News 71, Gonzalo Chicote realiza un repaso por las novedades económicas que marcaron la agenda mediática de la semana

Los datos de inflación marcaron el pulso de los medios de comunicación de la semana, ya que se dieron a conocer los indicadores en varios países. Uno de ellos fue el de la Argentina, que sorprendió con una sensible baja (aunque baja al fin) en el IPC.

Con mucha alegría, el organismo público de estadísticas anunció un 6% en junio, lo que representó la segunda caída consecutiva luego del 8,4% registrado en abril. Alcanza con recordar que se trata sólo del valor de un mes para borrar la sonrisa de la cara.

El número anual supera el 115%, motivo por el que no hay nada que festejar (lo único bueno es que, según lo que dicen los dos últimos índices, se aleja un poco el riesgo de una espiralización de la inflación).

Para colmo de males, la Argentina sigue sufriendo la falta de divisas. Algo que se mantiene en el tiempo, aunque en la semana la caída de las reservas se incrementó con el desprendimiento de yuanes.

Ese es el motivo por el que el equipo económico busca cerrar cuanto antes el acuerdo con el FMI que le permita, al menos, llegar a las elecciones de octubre sin sobresaltos (ni devaluaciones bruscas). No obstante, el viaje a Washington se sigue demorando.

Si algo faltaba en este escenario complejo era conocer que el objetivo de obtener los tan esperados superávits gemelos (es decir, el fiscal y el comercial) deberá esperar al menos hasta el año próximo.

En Uruguay se vive la antítesis de la Argentina. Si bien el agua sigue siendo la preocupación número 1, el Gobierno uruguayo no tiene problemas para conseguir dólares “frescos” para apuntalar su economía.

Ejemplo de ello es la emisión de bonos en su moneda que realizará próximamente el país vecino y que le permitirá nutrir, según estimaciones realizadas, con unos u$s500 millones sus reservas. Algo que deja en evidencia la confianza que tienen los inversores.

En España sucede algo similar que en la Argentina. Mientras en lo discursivo existen grandes hazañas que contar, algunos números de la economía parecen demostrar que las cosas no están tan bien como parecen.

Hay, al menos, dos factores que preocupan: la creación de empleos se detuvo dramáticamente (al punto de mostrar el peor junio desde el del año 2015), al tiempo que el consumo muestra signos de deterioro.

La novedad de la semana, en todo caso, estuvo en el dato de inflación de los Estados Unidos, que cayó al 3% anual y representó una cifra menor de las proyecciones realizadas hasta por los más optimistas.

Así, pese a que la economía norteamericana no parecía inmutarse con la agresiva política de tasas que emprendió la Reserva Federal, el equipo que lidera Jerome Powell podrá festejar un gran triunfo.

Hay que reconocer que algo se vislumbraba. Bastaba con leer las declaraciones del vicepresidente de Supervisión de la entidad, Michael Barr, para preparar el champagne y brindar por el éxito de las políticas monetarias de la FED.

“A título personal, sólo diré que creo que estamos cerca”, dijo cuando se le preguntó sobre la eficacia de su plan de lucha contra la inflación. Aunque reconoció también que “aún nos queda un poco de trabajo por hacer”.

La entidad también está encarando una reforma que le permita solidificar el sistema bancario, luego de las quiebras producidas unos meses atrás, imponiendo mayores requisitos de capital para absorber pérdidas potenciales.

Más allá de los festejos, habrá que ver cómo impacta en el indicador de precios las proyecciones realizadas sobre los valores del petróleo, luego de los cortes de suministro que realizaron tanto Rusia como Arabia Saudita.

Esta semana, además, se dio a conocer otra noticia que está muy relacionada con los aumentos en los valores de bienes y servicios en los Estados Unidos: la caída en el número de visitantes de Disney World.

Es que el fin de semana del Día de la Independencia -generalmente cuenta con una gran afluencia de público norteamericano, que disfruta del show de fuegos artificiales conmemorativos- fue uno de los más bajos en casi una década.

En los últimos meses también hubo una reducción en los tiempos para ingresar a atracciones que antes llevaban más de media hora y hasta es posible conseguir un asiento en restaurantes que, normalmente, requieren una reserva con muchísima antelación.

El aumento de los precios de los tickets y los cambios de políticas de algunos servicios (que dejaron de ser gratuitos debido al incremento en los costos) explican las atípicas situaciones que se viven en “el lugar más mágico de la Tierra”.

La preocupación de los directivos es evidente, sobre todo si se considera que los ingresos de su división de parques representan un punto brillante de ingresos de la compañía. Un punto que se suma a otros conflictos que debe enfrentar una de las franquicias más grandes.

Por eso, la noticia de la reducción en el índice de precios es muy buena. Porque es difícil enfrentar un futuro turbulento si no se tiene ni siquiera la alegría que generan personajes como los que marcaron a varias generaciones.

Es que pueden quitarnos muchas cosas, pero no la fantasía. Y eso es lo que podría suceder si Disney cerrara sus puertas. Dejamos, entonces, una advertencia para quienes deben velar por mantener la inflación a rajatabla: con Mickey, no.

   
14 Jul. 2023

Con Mickey, no

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En el News 71, Gonzalo Chicote realiza un repaso por las novedades económicas que marcaron la agenda mediática de la semana

Los datos de inflación marcaron el pulso de los medios de comunicación de la semana, ya que se dieron a conocer los indicadores en varios países. Uno de ellos fue el de la Argentina, que sorprendió con una sensible baja (aunque baja al fin) en el IPC.

Con mucha alegría, el organismo público de estadísticas anunció un 6% en junio, lo que representó la segunda caída consecutiva luego del 8,4% registrado en abril. Alcanza con recordar que se trata sólo del valor de un mes para borrar la sonrisa de la cara.

El número anual supera el 115%, motivo por el que no hay nada que festejar (lo único bueno es que, según lo que dicen los dos últimos índices, se aleja un poco el riesgo de una espiralización de la inflación).

Para colmo de males, la Argentina sigue sufriendo la falta de divisas. Algo que se mantiene en el tiempo, aunque en la semana la caída de las reservas se incrementó con el desprendimiento de yuanes.

Ese es el motivo por el que el equipo económico busca cerrar cuanto antes el acuerdo con el FMI que le permita, al menos, llegar a las elecciones de octubre sin sobresaltos (ni devaluaciones bruscas). No obstante, el viaje a Washington se sigue demorando.

Si algo faltaba en este escenario complejo era conocer que el objetivo de obtener los tan esperados superávits gemelos (es decir, el fiscal y el comercial) deberá esperar al menos hasta el año próximo.

En Uruguay se vive la antítesis de la Argentina. Si bien el agua sigue siendo la preocupación número 1, el Gobierno uruguayo no tiene problemas para conseguir dólares “frescos” para apuntalar su economía.

Ejemplo de ello es la emisión de bonos en su moneda que realizará próximamente el país vecino y que le permitirá nutrir, según estimaciones realizadas, con unos u$s500 millones sus reservas. Algo que deja en evidencia la confianza que tienen los inversores.

En España sucede algo similar que en la Argentina. Mientras en lo discursivo existen grandes hazañas que contar, algunos números de la economía parecen demostrar que las cosas no están tan bien como parecen.

Hay, al menos, dos factores que preocupan: la creación de empleos se detuvo dramáticamente (al punto de mostrar el peor junio desde el del año 2015), al tiempo que el consumo muestra signos de deterioro.

La novedad de la semana, en todo caso, estuvo en el dato de inflación de los Estados Unidos, que cayó al 3% anual y representó una cifra menor de las proyecciones realizadas hasta por los más optimistas.

Así, pese a que la economía norteamericana no parecía inmutarse con la agresiva política de tasas que emprendió la Reserva Federal, el equipo que lidera Jerome Powell podrá festejar un gran triunfo.

Hay que reconocer que algo se vislumbraba. Bastaba con leer las declaraciones del vicepresidente de Supervisión de la entidad, Michael Barr, para preparar el champagne y brindar por el éxito de las políticas monetarias de la FED.

“A título personal, sólo diré que creo que estamos cerca”, dijo cuando se le preguntó sobre la eficacia de su plan de lucha contra la inflación. Aunque reconoció también que “aún nos queda un poco de trabajo por hacer”.

La entidad también está encarando una reforma que le permita solidificar el sistema bancario, luego de las quiebras producidas unos meses atrás, imponiendo mayores requisitos de capital para absorber pérdidas potenciales.

Más allá de los festejos, habrá que ver cómo impacta en el indicador de precios las proyecciones realizadas sobre los valores del petróleo, luego de los cortes de suministro que realizaron tanto Rusia como Arabia Saudita.

Esta semana, además, se dio a conocer otra noticia que está muy relacionada con los aumentos en los valores de bienes y servicios en los Estados Unidos: la caída en el número de visitantes de Disney World.

Es que el fin de semana del Día de la Independencia -generalmente cuenta con una gran afluencia de público norteamericano, que disfruta del show de fuegos artificiales conmemorativos- fue uno de los más bajos en casi una década.

En los últimos meses también hubo una reducción en los tiempos para ingresar a atracciones que antes llevaban más de media hora y hasta es posible conseguir un asiento en restaurantes que, normalmente, requieren una reserva con muchísima antelación.

El aumento de los precios de los tickets y los cambios de políticas de algunos servicios (que dejaron de ser gratuitos debido al incremento en los costos) explican las atípicas situaciones que se viven en “el lugar más mágico de la Tierra”.

La preocupación de los directivos es evidente, sobre todo si se considera que los ingresos de su división de parques representan un punto brillante de ingresos de la compañía. Un punto que se suma a otros conflictos que debe enfrentar una de las franquicias más grandes.

Por eso, la noticia de la reducción en el índice de precios es muy buena. Porque es difícil enfrentar un futuro turbulento si no se tiene ni siquiera la alegría que generan personajes como los que marcaron a varias generaciones.

Es que pueden quitarnos muchas cosas, pero no la fantasía. Y eso es lo que podría suceder si Disney cerrara sus puertas. Dejamos, entonces, una advertencia para quienes deben velar por mantener la inflación a rajatabla: con Mickey, no.