Cerrar un acuerdo comercial, abrir una cuenta bancaria, contratar un seguro o pedir un préstamo, son sólo un puñado de las muchas cosas que quedan garantizadas con una firma.
Con la llegada de la tecnología comenzaron a aparecer otro tipo de firmas -como la electrónica y la digital- a las que muchos consideran con el mismo valor. Incluso, que se trata de una misma cosa y que tienen las mismas características e implicancias.
Sin embargo, esto no es así. Así lo explicó María Belén Alsúa, Gerente de Legales de Expansion Business en una columna publicada en DataClave, donde apuntó las principales diferencias que existen entre ellas.
Leé la columna completa aquí.