Los impuestos son, por definición, una verdadera carga y no hay sector que escape a la oportunidad de manifestar una queja. Sean nacionales, provinciales o municipales, es normal que todo tributo genere rechazo y un pedido por su modificación.
Eso es así en Dinamarca y en China. También en la Argentina, en donde los discursos políticos, de caras a las próximas elecciones, transmiten su malestar en torno a la necesidad de reforma tributaria. Con escasez de propuestas concretas y detalles técnicos, sí, pero el espíritu de cambio está presente.
En este escenario de revisión completa del sistema tributario argentino, Darío Rajmilovich, socio de Expansion Holding, analizó el Monotributo, un régimen que dejó de ser simplificado y para pequeños contribuyentes y que hay que repensar.
Luego de realizar un repaso sobre la historia, con idas y vueltas, destacó que tal como está diseñado, tiene más aspectos negativos que positivos. “En rigor de verdad, que no tiene ningún punto bueno y, por ese mismo motivo, debería ser eliminado”, sostuvo.
Como alternativa, Rajmilovich sostuvo que “habría que plantear un esquema distinto, en el que prime la simplificación de trámites o en el pago del gravamen, pero sin perder de vista la capacidad contributiva”.
Y concluyó: “El sistema tributario no es un ‘club’ al cual se accede pagando la ‘cuotita’ y luego genera beneficios ‘all inclusive’, porque es contrario al principio de capacidad contributiva y de generalidad de rango constitucional”.
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