Existe cierto consenso entre los candidatos con más chances de acceder a la presidencia de la Nación respecto de que, para intentar salir del trágico fondo en el que estamos, se debe generar un radical cambio de modelo económico en el país.
Para alcanzar una mayor libertad comercial se espera, por lo menos, que en algún momento se realice una unificación cambiaria, una sensible reducción del Estado, una implacable desburocratización y desregulación, y también una reforma laboral.
También debería tener un papel estelar en este cambio la política tributaria. De otro modo, cualquier plan estaría condenado al fracaso. Hasta el propio candidato del oficialismo ha reconocido que es necesario reducir la mochila fiscal.
El escenario fue descripto por Diego Fraga en su columna de opinión publicada en La Nación, en dónde aventuró cuáles son los ejes que deberían ser abarcados por el próximo gobierno para lograr mejorar el sistema impositivo nacional.
Además de proponer la eliminación o ajuste de diversos impuestos en todos los niveles de gobierno (Nación, provincias y municipios), adelantó que es altamente probable que el próximo presidente implemente un blanqueo y una moratoria.
Por último, señaló la necesidad de “mostrar un contundente apoyo político y social que despeje dudas respecto de la aprobación, pero también de la permanencia en el tiempo de los cambios”.
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